Cuanto mejor nos encontramos anímicamente, mejor descansamos. La gratitud es un camino que nos lleva a afrontar la vida con más positividad y nos permite mejorar nuestro ánimo sustancialmente.
La gratitud consiste no sólo en dar las gracias, sino también en apreciar las cosas materiales e intangibles que tenemos y conseguimos, incluso (y sobre todo) cuando podemos pensar que son pequeñas o insignificantes. Es una emoción, una virtud y un sentimiento, pero, por encima de todo, es una actitud.
¿Qué beneficios tiene la gratitud?
Algunos estudios sobre psicología, en especial la de la gratitud y la positividad, prueban que estar agradecidos nos genera una mayor felicidad general y mayor autoestima, así como relaciones más fuertes y sanas e incluso una mejora del sistema inmunitario, ya que reduce las emociones negativas y tóxicas como la envidia o el resentimiento y reduce el nivel de hormonas como el cortisol, directamente vinculadas al estrés.
Una actitud agradecida nos permite conectar con nosotros mismos y lo que hacemos tanto para nosotros como para los demás; con nuestra comunidad y seres queridos, fortaleciendo los lazos; con la naturaleza y todo lo que nos brinda; y con poderes mayores o un sentimiento de espiritualidad más acentuado.
Este sentimiento positivo y de conexión se traduce en una mayor tranquilidad mental, relajación física y emocional que nos ayuda a descansar mejor y a afrontar la adversidad con una mejora considerable en la actitud. Al ser un valor desinteresado, es positivo tanto para el que da como para el que recibe, mejorando los vínculos emocionales y personales, lo que nos permite albergar menos rencor y ser más propensos a perdonar.
Y es muy cierto que cuanto más agradecido estás, menos te fijas en los aspectos negativos.
Cómo aplicarla en el día a día
Especialmente durante los días malos, trata de agradecer lo bueno que tienes: puede ser mentalmente o, preferiblemente, por escrito. Las palabras puestas en papel aportan una mayor sensación de “materialidad”, parece que “existen más” que un simple pensamiento. Para esto, puedes tener un diario o libreta de agradecimientos en la que escribir regularmente.
Expresa tu gratitud a alguien porque sí. Puede ser una persona a la que conozcas poco o incluso a un ser querido. Muchas veces nos olvidamos de agradecer a las personas que nos rodean por acompañarnos en nuestra camino, y a todo el mundo le gusta escuchar lo agradecido que alguien se siente de tenerte en su vida.
Da las gracias siempre que puedas a todo el mundo. Muchos trabajadores sienten que su labor a lo largo del día puede pasar desapercibida: demuestra que no lo hace y que agradeces su esfuerzo a compañeros, profesores, camareros, conserjes, alguien que te sujeta la puerta al pasar, al conductor del autobús que vuelve a abrir la puerta cuando ya se estaba marchando… Todo el mundo merece un “gracias”.
También puedes meditar. La meditación y prácticas como el Mindfulness ayudan a concentrarse en el presente y a centrarse en los aspectos positivos de la vida, observando las emociones y agradeciendo su presencia en nosotros.