¿Sabías que el dolor de espalda es la primera causa de baja laboral en Estados Unidos y la segunda en Holanda? ¿Y que es la tercera causa de gasto médico en los países occidentales?
Así es: el dolor de espalda es uno de los principales males que nos persigue. Se estiman que entre un 60% y un 80% de la población sufrirá un episodio de dolor lumbar en algún punto de su vida.
Por todas estas razones, es fundamental aprender qué causa el dolor de espalda y cómo podemos combatirlo.
Las principales causas y factores de riesgo
Este dolor se puede ver causado y agravado por múltiples razones: las más frecuentes son las lesiones (sobre todo deportivas), las malas posturas durante el día o al dormir, los movimientos bruscos y el estrés acumulado, que mantiene a los músculos en tensión; además de ser síntoma en muchas ocasiones de otras enfermedades como la escoliosis, la endometriosis, etcétera.
Los factores de riesgo que más intervienen en las molestias de la espalda son: la edad (suele agravarse en torno a los treinta años por pasadas lesiones deportivas, pero se vuelve más común entre los 60 y 65 años); la obesidad; el consumo de tabaco; el trabajo manual; y el factor genético, que es el motivo de más relevancia.
También es más frecuente en mujeres que en hombres y se ve fomentado por la ansiedad y la depresión, que además son el principal factor para cronificarlo, es decir, que se vuelva algo constante.
¿Cómo puedo aliviar el dolor?
Para sanar el dolor de espalda y evitar que aparezca en ocasiones futuras, es muy importante tener una serie de buenos hábitos en tu rutina.
Lo mejor para estos dolores suele ser una rutina de estiramientos, tanto por la mañana al levantarse como por la noche antes de dormir. Puedes comenzar por tratar de tocarte los dedos de los pies, arquear la espalda hacia delante y hacia atrás y formar un arco con los brazos, moviendo el tronco de lado a lado.
La actividad física es esencial para mantener el cuerpo activo, en movimiento y sano.
Se debe intentar corregir la postura siempre que tengas la espalda encorvada, sobre todo si pasas muchas horas al día sentado en un escritorio. Practicar ejercicios que te hagan consciente de tu postura y el estado de tensión en el que está tu cuerpo nunca está de más. Tenemos un artículo dedicado al Mindfulness que puede ayudarte en este aspecto.
Los masajes frecuentes (profesionales o en casa) suelen ayudar bastante. Aplica cremas relajantes o con esencia de lavanda para relajar el cuerpo y destensar los músculos.
Elige bien tu colchón
Cuando el dolor se vuelve frecuente, el hecho de tener un colchón de un tipo u otro y de buena calidad influye directamente en su mejoría.
Los colchones viscoelásticos con espuma HR garantizan una adaptabilidad del 100% a tu cuerpo, evitando las desviaciones de la columna y ofreciendo un mayor soporte lumbar. Los colchones con núcleo de muelles ensacados y capa viscoelástica también son efectivos, pero sólo llegan a adaptarse hasta un 85% al cuerpo.
Contar con una buena almohada con soporte cervical es también importante, ya que los dolores de cuello suelen derivar en dolor de hombros y espalda.
Nosotros recomendamos elegir incluso dependiendo de la postura por la que suelas optar al dormir, ya que cada una de ellas requiere mayor soporte en distintos puntos de la espalda.
Ya sabes, no sufras más.